miércoles, 18 de enero de 2012

Lidiar con la ansiedad

Expertos indican que no existe una píldora mágica para eliminarla

¿Cree que existe alguna pastilla mágica para curar la ansiedad? ¿Sabe cómo neutralizar una crisis de pánico? El psicólogo y psicoterapeuta español Domènec Luengo sugiere las herramientas necesarias para combatirla de modo eficaz. Autor del ensayo Cincuenta preguntas y respuestas para combatir la ansiedad (editorial Paidós), trabaja con la Psicoterapia de la Libertad Personal (PLP), una terapia propia consistente en lograr que cada persona contemple su propia realidad alterada, hasta que pueda reducir su perspectiva de peligro y gane su libertad, que ha conseguido rotundos éxitos.

Define la ansiedad como “un conjunto de pensamientos y sentimientos que provocan en la persona una serie de reacciones psicosomáticas en cadena que le hacen vivir a la defensiva, huyendo de hechos amenazantes e inhabilitando su libertad personal”.

En su opinión, no existe ninguna pastilla milagrosa para combatir la ansiedad, aunque la medicación sea útil para evitar un susto y equilibrar al paciente cuando le sobreviene un “ataque de pánico.

Recomienda la medicación solo en plena crisis de pánico, “porque un ansiolítico puede servir de muleta para devolver la calma necesaria al individuo y poder iniciar entonces una terapia adecuada”.

Ante la pregunta: ¿cuál es la mejor manera de conjurar la ansiedad?, el especialista señala que lo mejor es que “el sujeto deje de sobredimensionar los hechos y cambie el sentimiento excesivo ante determinadas situaciones”.

Psicoterapia de la libertad personal

Con esta terapia, conocida por sus siglas PLP, la persona ansiosa puede reconstruir su pasado hasta que éste no altere su presente.

La Psicoterapia de la Libertad Personal consiste en intentar que cada individuo sea libre para conducir su propia libertad y conseguir que se dé cuenta de que puede hacerlo.

“La PLP es un aprendizaje para que el sujeto observe su propia realidad y su libertad alterada hasta que reduzca su perspectiva de peligro”, señala Luengo.

“Yo no trato a pacientes, porque considero que la ansiedad no es ninguna enfermedad, sino a clientes, a los que intento cambiar el pensamiento de los hechos, aplicando el realismo, para que se conozcan un poco mejor y olviden sus propios fantasmas”.

Apoyo de la familia

En la ansiedad es muy importante el apoyo de la familia, por lo que yo los convoco en las primeras sesiones para explicarles en qué consiste el problema, cómo pueden ayudar al afectado y para que sepan que cuando alguien ansioso no hace algo, no es porque no quiera, sino porque no puede.

Cuando la persona sale de su lugar de confort o se aleja de las personas que le brindan seguridad, entra en pánico. Esto puede pasar “al alejarse de su casa, no llevar el móvil o salir de su espacio de confort. De hecho, mucha gente se siente insegura si no lleva un ansiolítico en el bolsillo.

También generan ansiedad la pareja, el vecino, el jefe. Según Luengo, la idea no es huir de esas personas “sino cambiar los mensajes del inconsciente para que puedas protegerte de amenazas inútiles. Es preciso cambiar el sentimiento hacia los hechos y dejar de sobredimensionarlos para ser libres”.

Identificar la crisis

-Al indagar cuáles son las sensaciones que experimenta una persona ansiosa cuando sufre una crisis de angustia, Luengo señala que “puede sufrir taquicardia, mareos, vértigos, alteraciones de la respiración, del curso del pensamiento o del propio sistema nervioso, lo que se traduce en miedo a su propia muerte o un ‘miedo al miedo’ de que se pueda repetir en otra ocasión”.

-La persona se enfrenta a un miedo que puede afectar tanto a la persona que sufre la crisis de angustia como a su entorno más cercano, los familiares, amigos, compañeros de trabajo.

-“Yo siempre les tranquilizo a todos con la premisa de que la ansiedad es muy aparatosa pero, como las pompas de jabón, aunque por fuera sean ostentosas por dentro no pasa nada”, subraya el especialista.

-Tomando en cuenta que muchos ansiosos hablan del miedo a perder la vida en esos momentos de crisis agudas, Luengo acota que “perder la vida es mucho más difícil de lo que parece, así que resulta del todo infructuoso andar pensando que te puedes morir en cualquier momento, cuando lo que en realidad quieres es sobrevivir a la ansiedad”.

Nana de Juan/Efe Reportajes

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