martes, 3 de enero de 2012

Si tienes que contratar a alguien, mejor que sea un familiar

Ha quedado un puesto libre en mi empresa y están buscando un nuevo empleado.

Entre la multitud de currículos que han llegado a la oficina hay gente muy preparada, pero entre ellos hay amigos y hasta familiares míos.

¿Contrato a la persona más válida? ¿Doy un voto de confianza a mis conocidos y les hago un favor? ¿O mejor no mezclo trabajo y vida personal?

En algún momento de nuestras vidas, muchos nos hemos sentido en medio de un dilema a la hora de echar mano de compañeros de trabajo, de amigos o de familiares para ocupar un puesto que ha quedado vacante en nuestra empresa.

Además, con la crisis económica esta acción se ha convertido en cierto modo en un deber social y moral para conseguir que los nuestros salgan de una mala racha y tengan una oportunidad laboral.

Incluso en alguna ocasión nosotros mismos nos hemos enterado de algún empleo gracias a personas cercanas que han apostado por nosotros gracias a la relación preexistente. Pero, ¿es bueno mantener estas prácticas nepotistas?

Si nos fijamos en los pequeños negocios que podemos encontrar en cualquier barrio o pueblo, la mayoría están regentados por generaciones posteriores de los fundadores de dichas empresas sólo hay que atender a los letreros que suelen acabar con la frase “…e hijos” o “…y hermanos”-. Si miramos a las grandes multinacionales, muchos presidentes de compañías apuestan también por sus hijos, a los que han educado previamente en el negocio familiar, como herederos de los imperios que han construido.

Robert G. Jones, profesor de psicología y editor del libro Nepotismo en la empresa (Ed. Routledge), explica a El Confidencial que aunque no tienen evidencias de la influencia que tiene esta práctica en la cultura empresarial, sí han delimitado algunas consecuencias.

”La primera, que la prevalencia del nepotismo, especialmente en la creación de nuevas empresas, tiene algunas ventajas sobre otras formas de gestión. Algunos de los autores del libro tienen la hipótesis de que favorece una mayor aceptación, confianza y comunicación en algunas firmas familiares”, explica.

También alude a que “puede ser más barato contratar a familiares, con menos costes laborales y menor salario”.

Los puestos de los nepotistas suelen ser, además, de notable relevancia para la organización. Jones pone como ejemplo algunas de las empresas familiares a las que esta fórmula les ha ido muy bien en mitad de la recesión.

Es el caso de Walmart, Walgreens, O'Reilly Automotive o Ford (la única firma de coches que no necesitó un plan de rescate).

El profesor de psicología asegura que “a pesar de la reputación del nepotismo como un mal, no sabemos lo suficiente como para estar completamente seguros”.

Así, hay casos en los que "las relaciones familiares han tenido efectos muy positivos en el trabajo. Piense en los Curie, por ejemplo. Tengo conocimiento directo de dos casos de la tercera generación de una familia que han hecho grandes cosas por sus compañías, en parte para demostrar muy claramente que no están allí sólo por los vínculos de parentesco.

Por último, están los grupos tradicionalmente oprimidos que han sido capaces de sobrevivir e, incluso, prosperar mediante el uso de las relaciones familiares en sus negocios (por ejemplo, la familia Rothschild en Europa en el siglo XIX). Uno de mis más importantes compañeros de trabajo en este libro es miembro de una tribu india donde las relaciones clientelares son esenciales para la subsistencia”.

Hay que hacer frente a sus variables, no a la práctica en sí

Los autores que intervienen en Nepotismo en la empresa (Ed. Routledge) sugieren que la pertenencia a la familia en sí misma no es suficiente para llamar nepotismo a una práctica determinada. El problema es que las políticas anti-nepotismo asumen que tener familiares que trabajan juntos siempre será "malo".

Jones considera que “lo que realmente necesitamos es hacer frente a las variables fundamentales, que son la fuente de los problemas y que frecuentemente se asocian con el nepotismo, en lugar de medir a todos los familiares que pertenecen a la empresa con el mismo rasero”.

El profesor de psicología se pregunta “¿qué ocurre con el hijo que ama el trabajo de sus padres y quiere mantenerlo vivo?”. Por ello, asegura que “hay algunas empresas que simplemente no pueden sobrevivir sin este tipo de participación generacional y sacrificio. La agricultura me viene a la cabeza como ejemplo”.

“También hay ciertos talentos que se transmiten genéticamente, los rápidos suelen ser mejores jugadores de baloncesto; la gente con sentido del ritmo tiene un oído excelente… En esos casos, los padres han dado a sus hijos enormes ventajas que pueden mejorar con los profesionales.

Conocer a las personas es clave para crear una red, que puede ser muy útil para la compañía y es más fácil de aprender si has crecido rodeado de esas personas”, comenta.

“Pero la conclusión principal de libro –dice Robert G. Jones- es que necesitamos entender esos fenómenos. Son parte de la comprensión del funcionamiento actual de las organizaciones, y necesitamos saberlo si queremos hacer cambios positivos”.

Las políticas anti-nepotismo, ineficaces

Para Jones, las políticas anti-nepotismo no siempre han tenido efectos beneficiosos. Así, "han tenido un efecto discriminatorio respecto de las mujeres” como demuestran varias sentencias judiciales. En este sentido, comenta que “los intentos históricos (y las modernas políticas de lucha contra el nepotismo) no han funcionado.

El celibato no ha actuado en la eliminación de las relaciones nepotistas de la Iglesia (los Borgia, por ejemplo) y los programas de pruebas de servicio civil no han trabajado en su erradicación completa. Así que no hay muchas esperanzas de que se eliminen por completo los efectos de las familias en las empresas.

De hecho, la psicología evolutiva sugiere que las relaciones familiares y sus sustitutos son el núcleo de toda organización humana”.

Se refiere, además, a que “acabar con nuestra tendencia a dar preferencia a los familiares es probable que no sea posible, ya que está profundamente arraigada”.


Respecto a la psicología evolutiva como instrumento de comprensión de estas prácticas, Jones explica que “es un área de investigación nueva.

Hay por lo menos un par de nuestros autores que están trabajando en ello y Heidi Riggio es particularmente importante en este sentido, ya que trata la investigación de la psicología social. Pero yo sé de, al menos, un documento que será publicado próximamente sobre el efecto de ‘la densidad de los familiares’ en los grupos de trabajo”.

Publicado Por http://www.elconfidencial.com

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